Max y Ella en Japón III

Buenos días, Pandas:

Ella está en el baño, así que os puedo contar cómo terminó la escalada del Monte Fuji.
Os acordaréis que lo habíamos dejado en la parte en que había mucha niebla y una patita de Panda me había agarrado. Al principio sacudí mi zarpa como un loco para poder liberarme, pero después noté que la otra zarpa tenía un tacto suave y cálido… como muy acogedor. Entonces la agarré con fuerza y levanté la vista para mirar de dónde venía esa patita. Al principio no vi más que una manga de color rosa, luego una cinta morada y al final unos cabellos rubios. Por fin me di cuenta: ¡Ella era la que me había tendido la pata!  Debí de quedarme mirándola bastante rato, porque al final ella me agarró de la manga de la chaqueta y me dijo: “¡Hey, vuelve a la Tierra!”. Yo me puse rojo como un tomate, menos mal que había tanta niebla que Ella no se dio cuenta. Me dio la mano y no me la soltó hasta que coronamos la cumbre  .

Max, ¿les estás contando algún secreto a los Pandas? ¡Pst, pst!

Uys, es que, esto… 

Jiji, tranquilo, no tienes por qué avergonzarte.
Hola, Pandas, ¿cómo estáis? Kamaria nos ha dicho que hoy va a ser la fiesta de “Patatas fritas que no engordan. ¡Seguro que es súper divertida!

Mmm… patatas con ketchup. Se me hace la boca agua solo de pensarlo. ¡Empiezo a cansarme de los fideos y el pescado crudo!

Eso lo dices porque se te da fatal comer con palillos  . Max clava el palillo en sushi y después se lo mete en la boca, ¿os lo imagináis?

Pues yo creo que es una idea genial, no entiendo por qué no lo hace más gente por aquí.

Pues porque es de mala educación, y es un poco infantil también  . Bueno, Max tiene un poco de tiempo para seguir practicando. Hoy nos vamos al Palacio Imperial de Tokio, que es la residencia del Rey, el Príncipe y hasta las princesas, que son como Felipe y Letizia en España, o William y Kate en Inglaterra…  . ¡Quién pudiera! Os mantendremos informados.

Que os vaya muy bonito